Del jamón ibérico se suele valorar únicamente el sabor, pero los médicos cada vez destacan más los beneficios, más allá del mero placer gastronómico, que aportan a nuestra salud.

“Se trata de un embutido rico en vitaminas del grupo B, sobre todo, B12 y B1, y contiene proteínas de alto valor biológico y muy diversos minerales”, explica Iván Carabaño Aguado, jefe de servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y Hospital General de Villalba. Entre esos minerales están el cobre, hierro, zinc, calcio, fósforo o selenio, pero, sin duda alguna, su mejor baza para la salud es el perfil graso del ibérico de bellota. “Contiene gran cantidad de ácido oleico, como el aceite de oliva, que genera un efecto beneficioso sobre la regulación del colesterol en sangre, aumentando el colesterol bueno y reduciendo el malo”.

Mientras Antonio Ramírez, maestro cortador de jamón (acreditación certificada por la Universidad Rey Juan Carlos), recuerda que el valor calórico del jamón de bellota ibérico es 250 kilocalorías por cada 100 gramos por lo que es ideal, por tanto, como sustitutivo de otras carnes rojas.

A él le preguntamos también que jamón es el más cardiosaludable. “El jamón de bellota ibérico, seguido del jamón de cebo de campo ibérico o en extensividad, y por último el jamón de cebo ibérico o en intensividad”, responde.

Recientemente, se ha demostrado que el consumo de 50 g al día de jamón ibérico durante 6 semanas mejora la salud de los vasos sanguíneos, y el efecto dura tras el cese del consumo. Y entre las sombras estaría su contenido en sodio, aunque “el jamón ibérico es el que menos sodio tiene ya que la grada entreverada hace las veces de malla de contención”, apunta.